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España, el país de la UE en el que más han subido los impuestos personales a los hogares

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Los números y las estadísticas se pueden interpretar, pero en ningún caso mienten. Y en ambos casos constatan que España es el país de la Unión Europea en el que más sube la presión fiscal desde la pandemia. Ninguno de los 26 países miembros del club comunitario ha sufrido un repunte tan fuerte de la fiscalidad en el indicador económico que incluye la presión tributaria personal de los hogares. Según el informe «Panorama de la fiscalidad autonómica y foral 2024», elaborado por el Consejo General de Economistas de España, de acuerdo con la información recopilada por el Registro de Economistas Asesores Fiscales (REAF), desde 2020 España ha visto como su marginal máximo de Impuesto sobre la Renta (IRPF) se ha situado en el 45%.

Aunque se encuadra en la zona media alta respecto al resto de los socios de la UE, ya hay varias comunidades con un marginal agregado del 50% o superior y, además, mientras en todos los Estados europeos la presión fiscal se ha mantenido estable o incluso ha bajado desde la pandemia, en nuestro país ha crecido un 1,5%, lo que supone el porcentaje más elevado tanto de la eurozona como de toda la UE.

Así, en 2020, el tipo de gravamen de los impuestos personales estaba situado en España en el 43,5%. En 2021, este baremo se elevó de golpe dos puntos, hasta el 45,5%, para reducirse mínimamente en 2022, al 45%. La comparativa con el resto de países del Viejo Continente, deja en evidencia las cifras patrias. Alemania mantuvo sin cambios sus fiscalidad sobre los hogares en el 47,5%, lo mismo que ha hecho Francia (51,5%); Portugal (53%); Bélgica (53,1%); Grecia (54%), Países Bajos (49,5%) o Irlanda (40%). En otros casos, incluso han tenido reducciones, como en Croacia, del 42,5% en 2020 a 35,4% en 2022; Letonia (31,4%/31%) o Italia, del 47,2% inicial a perder una décima dos años después.

El Instituto de Estudios Económicos (IEE) llegó a parecidas conclusiones en su «Informe sobre competitividad fiscal» que sitúa a España en el furgón de cola del índice de competitividad fiscal. El IEE considera que el incremento de la recaudación tributaria debería basarse en un incremento de las bases imponibles y la lucha contra el fraude fiscal, y no en subidas de impuestos que alcancen récords de recaudación y presión fiscal por encima de la media en la UE. También criticaron que las empresas sufren una mayor proporción recaudatoria empresarial, por encima de la media europea más de 11 puntos.

De vuelta al informe del REAF, sus economistas apuntan que la brecha fiscal entre comunidades se agranda o se reduce según el color del Gobierno que las gestione. Así, mientras entre las comunidades gobernadas por el Partido Popular los recortes impositivos aprobados por la media docena de nuevos gobiernos populares se han subido al carro de Madrid, Andalucía o Murcia y han estrechado la brecha, las pocas regiones en manos del PSOE y Cataluña –en manos todavía de los independentistas de ERC, hasta que haya nuevo Gobierno tras las elecciones convocadas esta misma semana– alejan a sus ciudadanos de esta relajación tributaria. Es decir, las bajadas de impuestos generalizadas por los gobiernos del PP han dejado aisladas a Cataluña, Asturias y Castilla-La Mancha como las regiones cuyos ciudadanos soportan la mayor presión fiscal sobre el contribuyente medio.

Así, ya son 11 las regiones que en los últimos dos años han modificado la tarifa autonómica del IRPF –prácticamente todas del PP– en los dos últimos años para contrarrestar el efecto de la inflación, y la mayoría han establecido deducciones o bonificaciones en varios de sus tributos. Baleares, Cantabria, La Rioja, Navarra y País Vasco han rebajado sus tarifas del IRPF este año y Aragón, Extremadura, Madrid y Navarra lo han hecho con efectos 2023. Así, las comunidades del PP son las que menos fiscalidad soportan sus ciudadanos, pero las rentas medias pagan menos IRPF en el País Vasco y las altas, menos en Madrid.

El estudio pone un ejemplo para demostrarlo: un trabajador tipo –que obtiene únicamente rentas del trabajo, soltero, menor de 65 años y sin hijos- con unos ingresos brutos anuales de 30.000 euros pagará menos 4.547,52 euros de Renta si es residente en el País Vasco, los que menos, mientras que los ciudadanos que tengan su domicilio fiscal en Cataluña son los que están obligados a abonar una mayor cantidad 5.039,55, una diferencia de 492 euros, lo que equivale a casi un 11%. En el caso de que el contribuyente supere los 160.000 euros brutos anuales de ingresos, su mejor opción para pagar menos a Hacienda es vivir en Madrid, porque abonaría 56.681,65 euros, una diferencia de más de 7.100 si está afincado por ejemplo en la Comunidad Valenciana, 63.784,90, una diferencia del 12,5%, que superará los 46.000 euros, el 18,3%, para un contribuyente que gane 600.000 euros.

En cuanto al impuesto de Patrimonio, Andalucía da la opción a sus ciudadanos para decidir si quieren ingresar la cuota en sus comunidades o al Estado a través del impuesto a las Grandes Fortunas y Galicia ha establecido que el importe de su bonificación (50%) se minorará en la cantidad a pagar en ese nuevo tributo estatal. Otros gobiernos populares han tomado otras medidas correctoras.

En los impuestos sobre Sucesiones y Donaciones continúa la tendencia de rebaja observada en años anteriores mediante la introducción de mayores bonificaciones o el incremento de las reducciones por parentesco en las regiones populares.

La Comunidad de Madrid sigue siendo la única comunidad que no tiene tributos propios y tiene la fiscalidad más laxa.

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