202507.24
0
0

Rearme, austeridad y recorte de los fondos europeos de la PAC: las 4 grandes incógnitas del sudoku presupuestario de la UE

diariocordoba.com

Los grandes acuerdos acostumbran a ser tortuosos en Bruselas, la capital europea. La situación empeora cuando se trata de los presupuestos, un debate complejo que enfrenta partidos, ideologías y estados. La situación no será diferente ahora, cuando la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha presentado el marco financiero para el periodo 2028-2034, que alcanza la cifra de 1,8 billones de euros, muy superior a los actuales 1,34 billones. La Comisión ha lanzado el mensaje de que este nuevo presupuesto es una prueba de la ambición comunitaria para hacer frente a los retos geopolíticos y económicos, pero lo cierto es que existen dudas sobre un proyecto que deberán discutir los Estados miembros y el Parlamento Europeo antes de ver la luz. Estas son algunas de las principales zonas oscuras del sudoku presupuestario europeo.

LA ETERNA PUGNA SOBRE LA AUSTERIDAD

Uno de los grandes acontecimientos macroeconómicos de los últimos años ha ocurrido en Alemania este mismo año y ha pasado relativamente desapercibido. Berlín, histórico feudo europeo de la austeridad, ha abierto la puerta a olvidar su vieja doctrina de contención de inversión. El Bundestag votó en marzo a favor de modificar la Constitución para permitir un mayor esfuerzo fiscal. Si Alemania ha dado el golpe de timón ha sido tras dos años consecutivos de decrecimiento económico (-0,3% en 2023 y -0,2% en 2024) y tras el anuncio de que este año la economía volvería a caer. Tres años consecutivos de recesión son un escenario que la locomotora europea no ha vivido desde los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial y Alemania parecía abrir la puerta por fin a las tesis keynesianas.  

El giro de Berlín, no obstante, no ha llegado a su política exterior y tampoco a sus socios ‘frugales’, el grupo de países históricamente partidario de la contención de la inversión para rehuir los déficits y la deuda. Tras el anuncio de Von der Leyen del nuevo presupuesto, tanto Alemania como los Países Bajos rechazaron el proyecto. El portavoz del ejecutivo alemán afirmó que el incremento de la partida era «inaceptable». “No podremos aceptar la propuesta de la Unión Europea”, anticipaba. El ministro holandés de finanzas afirmaba, a su vez, que el presupuesto es “demasiado alto” y apuntaba que “la contribución de Países Bajos a la UE ya es significativa”, al tiempo que rechazaba cualquier nueva emisión de deuda conjunta, un hito que se llevó a cabo por vez primera para impulsar la recuperación postpandemia. 

La postura de los frugales choca con la de países como España, partidarios de que el gasto público sirva para impulsar la economía. La pasada semana, el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, ya se pronunciaba en este sentido: «Es pronto para tener una valoración, pero desde el Gobierno queríamos una mayor ambición, queríamos doblar el presupuesto, llegando como mínimo al 2% (de la renta nacional bruta de la unión)». El choque, una vez más, está servido.

LA URGENCIA DEL REARMO

La amenaza militar rusa y el impacto psicológico de tres años de guerra en territorio europeo con la invasión de Ucrania han añadido un nuevo ingrediente al debate diplomático en torno a los presupuestos. Durante la presentación de su plan presupuestario, Von der Leyen afirmó que el proyecto refuerza “la capacidad de responder” y la “independencia” de la Unión Europea, en referencia directa a la amenaza militar rusa. 

Tras los reiterados anuncios de los Estados Unidos de Trump, la Comisión ha asumido que debe ser capaz de defenderse por sí misma y tiene la intención de poder hacerlo de cara a 2030, para lo cual deberá hacer inéditas inversiones en defensa. Por ahora está previsto quintuplicar los fondos en este ámbito hasta llegar a una inversión de 131.000 millones de euros. Los planes de la Comisión pasan por multiplicar por hasta diez veces la inversión en infraestructuras para mejorar la movilidad militar.

Todo ello debe servir para revertir una cruda realidad que en el entorno de la industria militar resumen así: un país como España, cuarta potencia europea, podría sostener un combate en caso de conflicto bélico durante tan sólo 10 días. Polonia, tal vez el país más preparado para esta eventualidad por su proximidad a Rusia, aguantaría un mes. 

Pero no todos los partidos ni todos los gobiernos comulgan con la necesidad, la urgencia y la magnitud del rearme europeo, especialmente si ello tiene que impactar en políticas sociales. España, con un frágil acuerdo de gobierno entre PSOE y Sumar, se ha negado recientemente a incrementar su gasto militar hasta el 5% y se ha comprometido a asumir un 2,1%. Otros países, como Suecia o Eslovaquia, han expresado sus reticencias a este incremento de gasto, mientras que Italia se ha replanteado incluso su pertenencia a la OTAN.

GOLPE A AGRICULTORES Y PESCADORES

El incremento previsto para defensa repercutirá negativamente a otros ámbitos y uno de los más perjudicados es el sector primario. El proyecto presentado por la Comisión Europea prevé que una de las grandes partidas históricas del presupuesto comunitario, la partida para la Política Agraria Común (PAC) se reduce de 387.000 a 300.000 millones de euros. El anuncio llega a penas un año y medio después de que las protestas de los agricultores prendieran en distintos países de la Unión Europea (incluida España) para reclamar cambios en las políticas medioambientales y económicas y favorecer su actividad. 

En España, el recorte supondrá que se reduzcan a 79.900 millones de euros las partidas a distribuir entre fondos regionales y ayudas agrícolas en el periodo entre 2028 y 2034, lo que supone casi un 20 % menos de lo que tiene asignado en el periodo de siete años actual. El impacto a los pescadores también es significativo: el Fondo Europeo Marítimo de la Pesca y la Acuicultura era de 6.108 millones en el periodo 2021-2027, y 1.120 millones de esta partida fueron para los pescadores españoles. El nuevo proyecto prevé un tijeretazo del 67% para el sector, que pasaría a disponer de tan sólo 2.000 millones a repartir entre 2028 y 2034. 

Entre los grandes perjudicados por el nuevo presupuesto también se hallan las regiones menos desarrollados, que ven cómo la partida de los fondos de cohesión, históricamente una de las grandes partidas de las cuentas europeas, se reduce de 330.000 a 218.000 millones, lo que supone un tijeretazo del 33%. En el periodo 2021-2027, los 15 países que acaparan estos fondos de cohesión eran Bulgaria, Croacia, Chipre, República Checa, Estonia, Grecia, Hungría, Letonia, Lituania, Malta, Polonia, Portugal, Rumanía, Eslovaquia y Eslovenia.

REGATE DE LAS REGIONES

El nuevo proyecto presupuestario tiene una última sombra que no tiene que ver con el dinero, sino con el modelo de gobernanza. La tradición de la UE apostaba por un modelo de gestión compartida entre Bruselas y las capitales que incluía también entes locales y regionales. El anuncio de Von der Leyen prevé que las partidas para proyectos que hasta ahora gestionaban directamente las regiones pasen a estar enmarcadas dentro de macrofondos que van dirigidos a las capitales, en lo que supone un giro recentralizador.

Una fuente diplomática de la Comisión ha asegurado que las regiones no perderán su capacidad de gestión, pero lo cierto es que entre los entes locales ha cundido la preocupación. “Nos echarán del diseño, la gestión y la creación de la política. Nos convertirán en ejecutores, luchando por el dinero”, ha declarado esta semana Kata Tütto, presidenta del Comité Europeo de las Regiones, en una entrevista a ‘Euronews’.

Dejar un comentario

Su dirección mail no será publicada. Los campos requeridos estan marcados *