España rebajó su presión fiscal al 38,3% del PIB en 2022 pese a recaudar más impuestos que nunca
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La presión fiscal de España aflojó tres décimas en el año 2022 hasta situarse en el 38,3% del PIB. Es el dato definitivo que ha publicado la semana pasada la oficina estadística europea, Eurostat, y que vuelve a situar al país notablemente por debajo de la media comunitaria, un indicador que rondará el 42% del producto interior bruto una vez que todos los países pongan al día sus números y se produzca la actualización oficial. España también se queda lejos de vecinos como Francia (48%), Bélgica (45,6%), Italia (42,9%) y Alemania (42,1%), pero supera a otros como Portugal (38%) o Polonia (35,3%).
La presión fiscal es un indicador que sirve para comparar la carga tributaria que recae sobre los ciudadanos de los países y se calcula a través de la relación entre los ingresos fiscales totales de una región y su PIB. En el apartado de los ingresos públicos se incluye la recaudación de todos los impuestos, desde los estatales a los autonómicos y municipales, pero también otras variables como las contribuciones sociales. Llama la atención, por ello, que la reducción de esta ratio se produzca en el mismo año en el que España registró más ingresos tributarios que nunca: más de 255.000 millones de euros según los datos de la Agencia Tributaria.
La explicación se encuentra principalmente en el aumento de la riqueza nacional que contabiliza el Instituto Nacional de Estadística. La última revisión, publicada el pasado mes de septiembre y centrada en el último trienio, aumentó el PIB a precios de mercado un 0,09% en 2020, un 1,2% en 2021 y un 1,4% en 2022, hasta llegar a los 1,346 billones de euros a cierre de este último ejercicio. Con estos números, la presión fiscal tuvo que ajustarse hasta situarse en el 37,7% en 2020, en el 38,6% un año después y en el 38,3% en 2022.
En 2020, antes de la revisión del INE, el nivel de presión era prácticamente similar al actualizado, tan solo tres centésimas superior. En los dos años siguientes, sin embargo, la corrección es mucho mayor: de casi medio punto porcentual en cada uno de los dos ejercicios.
Para ver qué pasa con este indicador en 2023 y en los próximos años será clave la evolución de la economía y de la recaudación tributaria. Por un lado, el crecimiento del PIB ya empieza a mostrar signos de ralentización: mientras que los principales analistas y organismos (incluido el propio Gobierno) siguen confiando en un aumento de la riqueza cercano al 2,5% este año, el próximo ejercicio lo rebajan a alrededor del 1,5%. Por el otro lado, desde el Ministerio de Hacienda vienen avanzando desde hace varios meses que el ritmo de crecimiento de los ingresos tributarios está empezando a estabilizarse, por lo que los crecimientos anotados en 2021 y 2022, del 15% y el 14% anual respectivamente, no deberían seguir viéndose.
En el Plan Presupuestario remitido recientemente a Bruselas, el Gobierno prevé que la presión fiscal disminuya dos décimas en 2023 hasta el 38,1%. A partir de aquí, subiría de nuevo en 2024 hasta el 38,6% del PIB. En paralelo, los ingresos totales, un indicador constituido por los impuestos, las cotizaciones y el resto de recursos, pasaría del 42,6% del PIB en 2022 al 41,9% y el 42% en los dos ejercicios siguientes.
Por el momento, los niveles de recaudación cosechados en los últimos meses no parecen estar en riesgo. El secretario de Estado de Hacienda, Jesús Gascón, explicó este viernes que el análisis en el tiempo de las bases imponibles permite ver un crecimiento sostenido que después redunda en mayores ingresos. “Las bases imponibles han crecido más que lo que está creciendo la economía, la demanda interna o cualquier indicador macroeconómico que utilicemos como comparación”, dijo en la clausura del XXXIII Congreso de Inspectores de Hacienda del Estado, celebrado en Burgos. Gascón dijo que esta mejor evolución, que se remonta a los últimos siete años, se debe entre otros factores al cumplimiento voluntario por parte del contribuyente, algo que han logrado los inspectores y el conjunto del personal de la Agencia Tributaria con su trabajo.
En concreto, según datos de Hacienda, la base imponible agregada total ascendió en España en 2022 a los 1,6 billones de euros, un aumento del 13% anual sobre los 1,4 billones anotados un año antes, que a su vez supusieron una subida, de nuevo, del 13%.