Cuerpo responde que España ya ha hecho la reforma fiscal pese a la exigencia de Bruselas
elpais.com
El Gobierno español entiende que la reforma fiscal está hecha, es decir, que ya ha adoptado medidas para incrementar la recaudación de forma estructural y que no es necesario adoptar unas nuevas. Es la respuesta del ministro de Economía, Carlos Cuerpo, un día después de que la Comisión Europea le reclamara a España una reforma tributaria que aumentara los recursos que ingresa por impuestos para así cubrir el déficit estructural que, entiende, tienen las cuentas públicas españolas, y que está recogida en el próximo desembolso del plan de recuperación. “Hemos tomado muchas decisiones en el marco fiscal en los últimos años. […] Creemos que ya hemos tomado todas las decisiones necesarias, precisamente, para cumplir con las obligaciones que supone ese hito del quinto pago”, ha declarado Cuerpo a su llegada a la reunión de ministros de Finanzas de la zona euro, el llamado Eurogrupo, celebrada este jueves en Luxemburgo.
Entre las recomendaciones para España que publicó este miércoles la Comisión Europea está la de hacer una reforma fiscal para “garantizar la sostenibilidad fiscal, revisando y simplificando el sistema fiscal para apoyar el crecimiento económico y el empleo, la cohesión y la transición ecológica”. Lo hace porque entiende, dentro del análisis correspondiente al paquete fiscal que elabora cada semestre, que la recaudación fiscal en España no es suficiente para rebajar el agujero estructural que ven en los presupuestos año tras año, explican fuentes comunitarias. Por tanto, lo más lógico es que esto aparezca ahora tanto en las evaluaciones del quinto pago del fondo de recuperación —tramo que lleva vinculada una reforma fiscal— como en la negociación del plan de ajuste fiscal a medio plazo que tiene que preparar España para adaptarse a las nuevas reglas fiscales.
La interpretación que hace el Gobierno español es diferente: “Como ya ha señalado la propia vicepresidenta primera y ministra de Hacienda [María Jesús Montero], ya hemos tomado muchas decisiones en el marco fiscal en los últimos años. Yo considero que tenemos que hacer una actualización de cómo está la situación fiscal, de cómo están los ingresos de manera estructural después de todas estas medidas y de los cambios que se han producido en la economía española. Para, diríamos, actualizar esa evaluación que se produjo cuando se introdujo ese compromiso con respecto a la reforma fiscal”, ha apuntado Cuerpo.
Aunque el titular de Economía no dice abiertamente que piensa que se ha avanzado en el cierre del déficit estructural del presupuesto español, es evidente que lo defiende, cuando tras este razonamiento, concluye: “Creemos que ya hemos tomado todas las decisiones necesarias para, precisamente, cumplir con las obligaciones que supone ese hito del quinto pago”. Cuerpo mantiene con estas declaraciones la posición que ya expresó la titular de Hacienda hace unas semanas, en la que vino a defender que el Gobierno daba por hecha la reforma fiscal.
En los últimos años, sobre todo a raíz de las crisis sanitaria y energética, España ha impulsado una serie de reformas en el ámbito fiscal, ya sea modificando impuestos ya existentes —como el IRPF o sociedades— o creando nuevas figuras. En el impuesto que pagan las personas físicas, Hacienda endureció levemente la tributación de las rentas del capital; mientras que limitó parcialmente la compensación de pérdidas en el tributo que abonan las empresas. En paralelo, puso en marcha novedosas figuras como el impuesto de solidaridad de grandes fortunas o los impuestos para gravar los beneficios extraordinarios de banca y energéticas. Sin embargo, el impacto de todos estos cambios ha sido menor, a la vez que estas medidas han ido acompañadas de rebajas en el IRPF o el IVA para aliviar a los contribuyentes frente a la inflación.
España ha mejorado en los últimos años sus ratios de recaudación, si bien la mayor parte del crecimiento viene de la mano de la notable mejora del empleo, de la escalada de los precios y de la lucha contra la economía sumergida, y no del impacto de las nuevas figuras. Por eso, la presión fiscal del país (ingresos tributarios en relación con el PIB) sigue notablemente por debajo de la media europea. En 2022 (último año con datos disponibles en Eurostat), el indicador español llegó al 38,3% del PIB, lejos del 41,2% de la UE y del 41,9% de la eurozona. A más distancia todavía están países como Francia (48% del PIB), Italia (42,9%) o Alemania (42,1%).